miércoles, 22 de octubre de 2014

DIEZ AÑOS DE SEMTUR OPERANDO LA LÍNEA "K" DE TROLEBUSES

La municipalización de la Línea K de Trolebuses, ocurrida el 25 de octubre de 1994, es la coronación de una cadena de incumplimientos contractuales que se registraron prácticamente desde que había comenzado el servicio, aquel 25 de enero de 1994, exactamente 10 años y 9 meses antes de la caducidad aplicada por la Municipalidad de Rosario.

Deplorable e inseguro servicio de la primera concesionaria privada Martín Fierro S.R.L., que devino en la caducidad (tardía) en el año 1992. 
Foto: Ángel Ferrer.

COMIENZO COMPLICADO
Tras un pésimo desempeño desde 1979, el servicio de Trolebuses había sido suspendido a fines de 1992, luego de la caducidad de la concesión con que se sancionó a la por entonces prestataria Empresa Martín Fierro S.R.L.
Proceso licitatorio mediante, la Unión Transitoria de Empresas (UTE) compuesta por CAPSE S.A. y la Empresa de Transporte Automotor Molino Blanco S.R.L., resultó ganadora luego de haber competido con Expreso Emir S.A. de la ciudad de Córdoba.
La UTE prometía 20 Trolebuses de procedencia brasileña, y la reparación de todas las instalaciones fijas.  Estos trabajos se iniciaron en abril de 1993, más los Trolebuses comenzaron a llegar en septiembre del mismo año, casi al filo del plazo de gracia impuesto por la Licitación.  La importación pudo consumarse gracias al crédito que el Banco Provincial de Santa Fe  le había otorgado a la UTE, luego de varios traspiés en procura de obtener financiación por otros caminos.  La intermediación ante el Banco Provincial del entonces concejal Osvaldo Turco (acérrimo defensor del sistema eléctrico) fue primordial para que la casa crediticia santafesina confiase en la nueva concesionaria.
En cuanto a la UTE, puede decirse que el binomio “CAPSE-Molino Blanco” fue un “matrimonio por conveniencia”; agua y aceite: una empresa fruto de la “patria contratista” municipal y de colectiveros que no tenían idea de lo que significaba operar una línea de transporte eléctrico.  Las desaveniencias “de alcoba”, no tardaron en aparecer.

Inicialmente, un servicio de excelente calidad, con 4 minutos de frecuencia. En la imagen, dos coches en su primera punta de línea en Mendoza y Sánchez de Loria.
Foto: Carlos Alberto Fernández Priotti.

UN BUEN SERVICIO
Aún con las diferencias de puntos de vista y de intereses, el servicio de la Línea “K” de Trolebuses a cargo de “Ecobús” (nombre de fantasía luego transformado en sociedad anónima), fue excelente luego de un inicial periodo de ajustes. 4 minutos de frecuencia en horario diurno y 15 en la madrugada, son testimonio de la alta calidad de la línea en aquellos primeros tiempos.

EMPRESA CONFLICTIVA
Pero las suculentas recaudaciones de esas épocas (900 boletos en promedio por turno y por coche), no fueron destinadas al mantenimiento preventivo de las unidades.  Uno de los componentes de la UTE engrosaba sus finanzas, mientras que el otro consideraba que las reparaciones debían realizarse recién cuando el trolebús se rompía.  Esa fue la política que acompañó a la UTE mientras fue titular del servicio.
En tanto, el personal fue coaccionado para no afiliarse al histórico sindicato de Trolebuses, y sí hacerlo al correspondiente al transporte automotor, pese a la condición eléctrica del medio de transporte.
Al mismo tiempo se obligaba a los trabajadores a abandonar el sistema de reparto jubilatorio para pasar al por entonces flamante fondo de capitalización privado.  No pasó demasiado tiempo para que los empleados advirtieran que sus aportes jubilatorios no eran depositados, pese a que les eran descontados de sus haberes.  Las deudas previsionales aumentaban sin control.
Lo mismo ocurrió con el plantel de “guardas” (cobradores de boletos a bordo), incorporados en julio de 1994, bajo protesto de la empresa pero por imposición municipal.  Antes de la finalización de su primer año de actividades, se produjo el incendio intencional del trolebús Nº 5, que por el resto de la gestión privada no habría de ser reconstruido.

PUBLICIDAD EN COLUMNAS DE LÍNEA AÉREA
Una interesante fuente de ingresos para la explotación de Trolebuses es la publicidad gráfica mediante carteleras fijadas a las columnas de la línea aérea de contacto.  Una de las partes de la UTE (CAPSE S.A.) advirtió esta vertiente económica y explotó el recurso de manera unilateral, sin participar a la otra parte de las ganancias obtenidas.  Esta situación se mantuvo hasta que la Municipalidad prohibió la actividad, suscitando uno de los primeros inconvenientes entre el Poder Concedente y la concesionaria.

OTROS INCUMPLIMIENTOS
Pese a que el servicio de la Línea “K” se desenvolvió en sus primeros años con una muy alta eficiencia, también debe ponerse de manifiesto que la UTE se acordó de las instalaciones fijas fuera de uso tan sólo para poner las ya referidas carteleras publicitarias, o para desmantelar parte de la línea aérea de contacto remanente, sin que conste claramente que destino se le dio a ese material.  Lo mismo puede decirse del importante patrimonio en cobre que representaba en manojo de alambres de contacto que a modo de “feeder” (alimentador) estaba tendido por calle Mendoza entre Garzón y Ovidio Lagos, representando varias toneladas del valioso metal, desaparecido sin que las autoridades tomasen debida nota de ello.  Por su parte, los edificios de las subestaciones rectificadoras en desuso fueron intrusados en algunos casos, y en otros, sujetos a vandalismo y saqueo.
En tanto se evidenciaban estos incumplimientos, se producía otro no menor: la UTE era renuente de construir con recursos propios la prolongación de la línea hasta Mendoza y Wilde, a lo que estaba obligada por pliego licitatorio.

CRÉDITOS SIN PAGAR
El fabricante de los Trolebuses cobró por los productos que vendió, pero el que pagó por ellos fue el Banco Provincial de Santa Fe, acreedor de la UTE. Ésta por su parte se convirtió en morosa de la casa crediticia oficial, la que luego fue privatizada, quedando la deuda en el ente residual.  Es decir, los Trolebuses de Rosario fueron pagados por todos los santafesinos.

TARJETA MAGNÉTICA O CADUCIDAD
En líneas generales, la Municipalidad de Rosario fue indulgente y permisiva con la UTE.  El poder de policía y de fiscalización prácticamente no existió durante esos primeros años.  Una hipótesis bastante probable pero dificil de asegurar, indica que el principal accionista de CAPSE S.A. era un encumbrado –aunque de perfil muy bajo- dirigente de la Unión Cívica Radical; y que por lo tanto hizo valer sus influencias y alianzas políticas pre-existentes con el partido gobernante en la ciudad, para evitar controlar y mucho menos sancionar los incumplimientos de la UTE.
Sin embargo, ante escandalosos actos de rebelión, el municipio se vio obligado a actuar.  Una intimación de caducidad de la concesión fue el punto final en 1997, cuando la UTE se negaba a implementar el sistema pre-pago de boletos mediante tarjetas magnéticas.  Finalmente, ante la amenaza municipal, la concesionaria acató la normativa.
Superado el episodio, el escenario de incumplimientos persistió durante años, al tiempo que los Trolebuses eran víctimas de la desinversión, reflejándose principalmente en el desgaste mecánico de las unidades, muchas de las cuales iban saliendo de servicio paulatinamente ante la falta de repuestos.
En 2003, luego de la asunción del ing. Miguel Lifschitz como Secretario de Servicios Públicos (posteriormente, intendente municipal), se dispuso que la UTE debía cumplir con su obligación contractual de llegar con la línea aérea de contacto hasta Mendoza y Wilde.  La intimación municipal se flexibilizó al permitirse que la concesionaria sólo aportase la mano de obra y las fundaciones para las columnas, pues éstas y el hilo de contacto provenían de los tendidos de las ex líneas de trolebuses “H” y “M”, cuyas sendas rehabilitaciones la UTE había prometido en su oferta para la licitación.
De tal manera, los Trolebuses llegaron a la punta de línea correspondiente en el mes de julio de 2003.

Tiempos de decadencia de la UTE: escasas unidades en circulación, exhibiendo una decoración de dudoso buen gusto. Foto: Carlos Alberto Fernández Priotti.

FIN DE FIESTA
En 2004 las bajas en los coches activos sumaban 9 unidades, de un total de 20.  El único “cambio” por entonces fue la colocación a modo decorativo de unos círculos de vinilos multicolores autoadhesivos en los laterales de los pocos Trolebuses en circulación.
Una huelga del personal a principios de octubre fue el punto final para que el ya entonces intendente Lifschitz ordenase la caducidad de la concesión e incautación de los Trolebuses, según lo normado por la Ordenanza Nº 7802.  Se había anunciado que el traspaso sería a partir del 1º de noviembre de 2004, pero en procura de evitar la desaparición de documentación y otros problemas, se efectuó una intervención municipal sorpresa a la medianoche del 24 de octubre, poniendo fin a 15 años de dos funestas concesiones privadas consecutivas.  En este caso, el nuevo operador resultó ser la Sociedad del Estado para el Transporte Urbano de Rosario, (SEMTUR), que había sido creada dos años antes por el propio Lifschitz para hacer frente a la operación de un grupo de líneas de una concecionaria que había presentado quiebra.  Así nació la “Unidad de Gestión Eléctrica” de SEMTUR, junto al desafío de remontar un servicio elegido por el público, pero jaqueado por la desinversión y por la mala fe.

TIEMPO DE CAMBIOS
El Municipio debió además sortear una complicada ingeniería legal para evitar que la flota fuese embargada y subastada dentro de la liquidación del ente residual del Banco Provincial de Santa Fe.  Por suerte los Trolebuses fueron rescatados por la Municipalidad de Rosario y luego transferidos al dominio legal de SEMTUR.
Al tiempo, CAPSE S.A. presentó quiebra; ocurriendo lo mismo con la empresa de colectivos Molino Blanco S.R.L. algún tiempo después.
En la Línea “K” se inició un proceso de recuperación de Trolebuses, y realizando las diferidas reparaciones en la línea aérea de contacto y las subestaciones rectificadoras, retomando en poco tiempo aceptables parámetros de calidad.  El primer coche en recibir la librea corporativa gris y naranja de SEMTUR, fue el Nro. 4.  También con personal propio se reconstruyó el trolebús Nro. 5, incendiado 10 años antes.

DEBILIDADES Y AMENAZAS
Algo que resulta inexplicable es que el municipio fomente competencia para el propio transporte que opera. No sin una fuerte polémica interna, la Secretaría de Servicios Públicos autorizó la prolongación de la línea de colectivos “142 Negra” hasta Mendoza y Wilde, superponiéndose de esta manera con la punta de la Línea “K”.  Esta medida, que básicamente podría ser interpretada como un beneficio a la comunidad, significó una merma en el rendimiento de pasajeros transportados por kilómetro en la Línea “K”, ya de por sí fuertemente afectada por otras líneas de colectivos competidoras.
Si bien la flota de la Línea “K” se recuperó al punto de tener el 100% de sus Trolebuses sin ninguna unidad radiada, la oferta de servicios nunca volvió a ser tan generosa como en los primeros tiempos de la UTE. 

La triste imagen del desmantelamiento de la línea aérea por Av. San Martín en zona sur, ordenada por la Municipalidad de Rosario. Foto: Mariano César Antenore.

EL RESTO DEL SISTEMA
Para muchos de nosotros, la municipalización de la Línea “K” nos indujo a albergar esperanzas de reactivación de las líneas “H” y “M”.  Sin embargo, desde 1998 existió el proyecto de construcción de una línea tranviaria en el recorrido de las referidas líneas de Trolebuses, deshabilitadas desde 1984. 
El proyecto tranviario implica la reincorporación de un modo óptimo, aunque tras 16 años de anunciado, podría afirmarse que su viabilidad económica es impracticable, y que sus intentos de concreción, un rotundo fracaso.  Este “proyecto-tapón”, en la práctica significa el impedimento de las líneas “H” y “M” de Trolebuses, dejando pasar ventajosas oportunidades para la importación de unidades usadas a bajo valor; y resulta funcional a la prosecución de la prestación precaria de la línea de colectivos “103” luego de diez años de vencida la concesión, y a cargo del mismo empresario acusado de desmantelar las referidas líneas eléctricas hace casi 30 años.
La única acción desarrollada por SEMTUR en las líneas fuera de servicio, fue el desmontaje de lo que quedaba de los cableados correspondientes, aunque ello fue por indicación del Ente del Transporte y con el propósito de evitar que continuasen los saqueos y robos a esas instalaciones.

El reconstruido Trolebús Histórico Nro. 39, orgullo de la Asociación Rosarina Amigos del Riel, hecho realidad por el personal técnico de SEMTUR Trolebuses.
Foto: Mariano César Antenore.

VUELTA DE UN AMIGO
Pero no todos fueron aspectos negativos en este periodo.  Por iniciativa del intendente Lifschitz, y con el apoyo de la gerenta del Ente del Transporte, Mónica Alvarado y del directorio de SEMTUR, la empresa se hizo cargo de la reconstrucción del Trolebús FIAT- ALFA ROMEO-CGE Nro. 39, que desde hacía décadas había sido transferido a la Asociación Rosarina Amigos del Riel, y que por falta de apoyo político de gestiones municipales anteriores y de fondos, sufrió un largo peregrinar expuesto al vandalismo.  El 4 de mayo de 2011, el “39”, Embajador de la “K”, volvió a la vida oficialmente.
En el mismo sentido, el Tranvía Histórico Nro. 277, un antiguo camión tranviario y dos microómnibus, son realidad gracias a los buenos oficios de SEMTUR y especialmente, de su personal altamente calificado.

El Trolebús Nro. 4, refaccionado en una industria carrocera de la zona.
Foto: Carlos Alberto Fernández Priotti

El Trolebús Nro. 8, reparado a condición original (exceptuando la librea institucional y los trenes rodantes), que será reservado como pieza de museo cuando la flota sea radiada.
Foto: Carlos Alberto Fernández Priotti.

REPARACIÓN DE FLOTA
Coincidente con la presentación del reconstruido trolebús italiano, se inició el proceso de reparación general de la flota brasileña de la Línea “K”.  En una industria carrocera de la zona metropolitana de Rosario, se iniciaron los trabajos en 19 Trolebuses hace 3 años, habiéndose reemplazado asientos, pisos, ventanillas, revestimientos, frentes y culatas. Al coche restante (el trolebús Nro. 8), se lo reparó a condición original, pues quedará como coche de museo una  vez que la flota sea radiada de servicio en el futuro.  En tanto, personal de la Empresa adaptó ruedas de disco en lugar de las llantas artilleras originales, reduciendo la medida de los neumáticos.

EL FUTURO
La llegada de SEMTUR a la vida de la Línea “K” fue providencial.  Ante la cierta posibilidad de desaparición del sistema eléctrico, la gestión municipal directa era la única alternativa sensata, y la determinación es mérito de un ex intendente que simpatiza con el Riel y el Transporte Eléctrico, y que tuvo la convicción de la que carecieron quienes le precedieron.  Aún con los aspectos negativos comentados en párrafos anteriores, el desempeño estatal en la operación de la Línea “K”, ha sido correcto.
Desde aquí consideramos que en el mediano plazo deberá inevitablemente encararse la renovación de la flota por nuevas unidades, así como también el recambio de la línea aérea de contacto y de las subestaciones rectificadoras, en servicio desde hace casi 53 años; en tanto que las columnas metálicas de las catenarias tienen un promedio de 80 años, por ser originarias de la ex red tranviaria de la ciudad.
Es destacable por encima de todo el tesón puesto por el personal de Trolebuses, que, luego de atravesar los difíciles momentos previos a la caída de la ex concesionaria privada, demostró sentido de pertenencia, y en poco tiempo recuperó lo que parecía destinado a desaparecer.

Luego de dos concesiones privadas que fueron expoliadoras del Patrimonio Público, la década de gestión municipal es el saldo favorable que pavimentará el camino por donde deberán circular, de aquí al futuro, los Trolebuses Rosarinos.

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