viernes, 24 de abril de 2009

LA AZAROSA EXISTENCIA DEL TROLEBÚS


Para aquellos que sienten curiosidad en conocer el funcionamiento de un Trolebús, extractamos el correspondiente pasaje del libro "Trolebuses Rosarinos", esperando que sea de interés didáctico y esclarecedor para los lectores.


¿QUÉ ES UN TROLEBÚS?

El trolebús es un vehículo con una suerte tan errática como híbrida es su naturaleza. Se lo conoce con diferentes denominaciones que, traducidas literalmente al castellano, significa “tranvía sin rieles”, “ómnibus que se desplaza bajo una línea”, ú “ómnibus de hilo” (en alusión a la línea aérea de contacto). En realidad cualquiera de estas acepciones cabe para definir al vehículo que tuvo en la Argentina su mayor auge en la década de 1950. Hoy su participación en el transporte es evidentemente menor, y se conocen sistemas de trolebús en trescientas treinta y cinco ciudades en el mundo. No obstante, si bien se dan de baja algunos sistemas, también se habilitan otros nuevos, como el de Quito, capital de Ecuador, inaugurado en 1995.

Un trolebús es un vehículo de transporte de pasajeros que se propulsa mediante energía eléctrica. Dicha energía la toma a través de dos “trolleys” (pértigas huecas con sendos cables en el interior), los que instalados en el techo de la carrocería se alzan y toman contacto con una línea aérea constituída por dos gruesos alambres de cobre electrolítico suspendidos a una altura de 5-6 metros. Esta línea también sirve de guía para el recorrido. La corriente alternada llega en forma de media tensión a las subestaciones del sistema, en donde es reducida a un voltaje de 550-750 voltios, y rectificada a corriente contínua. Generalmente el polo positivo es el que conduce el alambre de la izquierda, en el sentido de marcha del vehículo.
En el trolebús la energía recibida llega a los “contactores”, dispositivos electromagnéticos que regulan el ingreso de corriente al motor de tracción. Cuando el conductor pisa el acelerador, los contactores van librando gradualmente un conjunto de resistencias permitiendo una paulatina entrada de energía al motor, con el consiguiente aumento de la velocidad.
Para frenar, otro cuadro de contactores se configuran de manera tal que el motor de tracción en vez de recibir energía la deriva a otro grupo de resistencias, que la disipan en forma de calor.
En los trolebuses modernos, los contactores y las resistencias han sido reemplazados por “tiristores”, dispositivos electrónicos, que reducen apreciablemente el consumo de energía.

Muy pocos saben que el trolebús es una invención centenaria, surgida unos años después de la entrada en escena del tranvía y la locomotora eléctricos. Los primeros trolebuses eran en apariencia similares a los coches de tracción a sangre, y a los incipientes ómnibus con motor a explosión. Las ruedas eran de caucho macizo, mientras que el motor eléctrico estaba ubicado en la parte delantera del vehículo, en la misma posición que un motor a explosión. La energía eléctrica era captada por un pequeño carrito con ruedas que se deslizaba sobre una muy primitiva línea aérea. Ciertamente que el sistema era sumamente engorroso por no tener aún perfeccionados sus componentes. No obstante algunos países hicieron suyo este curioso sistema, al que le incorporaron paulatinamente los progresos tecnológicos. Entre las naciones que adaptaron al trolebús y lo perfeccionaron figuran Italia, Suiza, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos de Norte América.